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"Rusia no se puede permitir el lujo de utilizar el gas como arma política"

Los argumentos de quienes llaman a rechazar el gas ruso, bajo el pretexto de que Moscú utiliza su posición dominante en el mercado energético de la UE con fines políticos, son insustanciales. Es lo que se desprende de las palabras ofrecidas a Radio Sputnik por Antonio Sánchez Andrés, profesor de Política Económica de la Universidad de Valencia.
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Este tipo de acusaciones contra Rusia aumentaron tras que Alemania diera luz verde a que pase por sus aguas territoriales el gasoducto Nord Stream 2, a través del cual se suministrarán mayores volúmenes del gas ruso a la UE. Berlín se convirtió en objeto de duras críticas por parte de quienes se oponen a la construcción del gasoducto, entre ellos Letonia. Su postura es la misma que la expresada recientemente por el secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, quien dijo durante su visita a Polonia, otro acérrimo crítico del proyecto Nord Stream 2, que el mismo "socava la seguridad y la estabilidad energética de Europa, a la vez que da a Rusia otra herramienta más para politizar el sector energético".

Al respecto, Antonio Sánchez Andrés, autor de numerosos análisis sobre las relaciones comerciales y energéticas entre Rusia y la UE, indicó en conversación con nuestra emisora que el Gobierno ruso no realiza una "agresión energética bajo ningún concepto, porque es contraproducente".

"Una parte sustancial del presupuesto ruso depende del gas y del petróleo. Una parte de los ingresos de las compañías [energéticas rusas] y la manera de la que se subvenciona el gas y el petróleo en Rusia depende de las ventas en el extranjero, y, entonces, el problema que tiene Rusia es que si utilizase el gas y el petróleo y dejase de venderlos en su mercado más fuerte, que es la UE, entonces, lo que ocurre es que se queda sin una buena parte del presupuesto y sin posibilidades de subvencionar a los rusos internamente. Y eso significa agitación, desestabilidad política y desestabilidad social. Por lo tanto, no puede politizar el problema energético", sostuvo el experto.

Asimismo, Antonio Sánchez Andrés expuso sus criterios sobre cómo podrían afectar a Rusia los crecientes suministros a la UE del gas licuado de EEUU.

"El problema para el gas ruso se llama energías renovables, no se llama EEUU", afirmó nuestro interlocutor.

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