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Detrás de la etiqueta: ¿agroecológico u orgánico?

Los consumidores buscan cada vez más alimentos naturales y auténticos mientras que los cultivos transgénicos (modificados genéticamente) y fumigados con sustancias químicas pierden popularidad. Pero detrás de la etiqueta 'orgánico' todo no es color de rosa.
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Para el ingeniero agrónomo y genetista argentino Walter Pengue, miembro del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la transición hacia una producción sin agroquímicos y más natural "es algo bueno en general", pero está pensado para grandes empresas y no para productores familiares pequeños o medianos. En buena medida esto se debe a la necesidad de una certificación del producto como orgánico, un proceso que solo las empresas grandes pueden enfrentar y que se traslada a los precios.

"Lo que pasa es que nunca hubo un interés real del sistema de producción orgánica por producir para que todo el pueblo coma más sano. El interés fue básicamente apropiarse de una renta diferencial en términos de un producto que se vendía en el mercado con más alto precio y especialmente apuntando a los mercados de importación de los países más desarrollados, léase Alemania, Japón, los Estados Unidos", analizó Pengue.

En América Latina los productos orgánicos aún no llenan las góndolas de los supermercados (también porque su precio no se ajusta al poder adquisitivo del grueso de la población) y la oferta está mayoritariamente enfocada a productos frescos como vegetales, frutas, verduras o carne. Pero la situación es muy diferente en Europa o Estados Unidos donde hay grandes superficies en las que se venden exclusivamente productos orgánicos y se encuentran de todo tipo.

Luces y sombras de la producción orgánica en América Latina
De acuerdo a un estudio del profesor Philip H. Howard de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, marcas como Pepsi, Coca Cola, Kellogg, Nestlé, M&M, Bimbo o Sopas Campbell, están detrás de las marcas más populares de comida orgánica del país. Es que estas multinacionales de la industria de alimentos y bebidas son dueñas de la tierra y ahora de un nuevo mercado.

Según dijo Pengue a Sputnik, una alternativa al sistema de producción orgánica así planteada es el cultivo agroecológico. El experto que asesora a productores explicó que no solo se trata de mejorar los alimentos y no dañar el ambiente, —como hace lo orgánico- sino de fomentar el acceso a la tierra de quienes la trabajan, el acceso al agua y el cuidado de la biodiversidad.

"Esto es lo que han planteado la Vía Campesina, el Movimiento Agroecológico de América Latina y muchos movimientos agroecológicos nacionales, la necesidad de que los pequeños y medianos productores sostengan la tierra en caso que la tengan y accedan en caso de no tenerla".

En especial, apuntan a los jóvenes, porque si no se va a seguir "fomentando la migración del campo a la ciudad y se van a quedar con los territorios quienes puedan pagarlos", explicó.

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