Previamente, se informó de siete muertos.
El huracán, degradado a la categoría de tormenta tropical, provocó cortes de energía, la mayoría de los cuales fueron registrados en el estado norteamericano de Carolina del Norte.
Aunque los vientos sostenidos se debilitaron hasta 75 kilómetros por hora, según las previsiones, hay riesgo de fuertes inundaciones.
Más de 27.000 residentes de los estados de Carolina del Norte y Carolina del Sur se encuentran en refugios temporales.
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