En uno de los pocos estudios de ese tipo, el profesor asistente de antropología de la Universidad de Notre Dame (EEUU), Lee Gettler, y la autora principal, Patty Kuo, profesora asistente de psicología, se centraron en cómo la biología de los padres cambiaba con el nacimiento de sus hijos. Para el estudio, los especialistas seleccionaron a 298 hombres y siguieron su estado hormonal y comportamiento durante los primeros meses tras el nacimiento de sus bebés.
Los resultados de la investigación, publicados en la revista científica Hormones and Behavior, demostró que los papás cuyos niveles de cortisol —la hormona del estrés— mostraban niveles más elevados, eran más propensos a cuidar y jugar con sus infantes. Además, se reveló que los padres con niveles de testosterona baja se involucraban más en el cuidado de sus hijos que sus colegas con niveles altos.
"Tendemos a pensar en el cortisol como una hormona 'mala', pero los bebés requieren mucha atención y usted necesita estar siempre alerta. Creemos que el alto nivel de cortisol es algo así como una reacción que puede ayudar al cuerpo a prepararse para el cuidado infantil", explicó Patty Kuo.
Por muy paradójico que parezca para las personas comunes, estos resultados no sorprendieron a los científicos. El cortisol, al ser una hormona del estrés, permite a los hombres estar siempre alertas, vigilar constantemente al bebé y ayudarlo tan rápido como pueda ser necesario.
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Al mismo tiempo, un bajo nivel de testosterona ayuda a que la persona abandone temporalmente su estado de 'macho' en el período en que el niño necesita de una atención especial de ambos padres.