Axel Ezequiel Abraham Salomon, de 25 años, y Kevin Gamal Abraham Salomon, de 23, fueron puestos en libertad luego de que la Policía los detuviera semanas antes de la cumbre de G20, en el marco del mediático operativo de seguridad. El primero fue liberado por falta de mérito y el segundo procesado, al igual que el padre de ambos, por tenencia de armas: un pequeño arsenal de tres rifles y cuatro revólveres que pertenecían al abuelo de los jóvenes.
"Sobre el nivel de trabajo de inteligencia previo, creo que el caso de los chicos Salomon demuestra una falta de profesionalismo muy intensa dado que tomaron una denuncia anónima, la dieron por válida sin que sea hecha ante un fiscal o ante un juez sino ante una organización religiosa opuesta en el conflicto de Medio Oriente con los musulmanes y avanzaron haciendo un despliegue público de hostigamiento sobre estos chicos que no es válido", profundizó.
Los hermanos fueron detenidos a partir de una denuncia de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas [DAIA], quienes extendieron al juzgado y la Policía Federal una carta anónima recibida que acusaba a los jóvenes de haber recibido entrenamiento militar en Medio Oriente y tener afinidad por la organización radical Hizbulá.
Consultado acerca de si se pudiera suponer que la captura fue funcional a la circunstancia del G20 para crear repercusión mediática y realizar una demostración de poder, Dapena contestó: "Es posible. También tiene un componente de peligrosidad muy marcado; usualmente en ningún país se aceptan denuncias anónimas sobre terrorismo que no evidencien actividades de inteligencia por detrás".
"La amenaza real de terrorismo islámico en Argentina pasa más por identificar qué tipo de organizaciones podrían tener interés, siendo las más relevantes actualmente Al Qaeda e ISIS, y si las operaciones que pudieran tener sería de un atentado o para financiamiento, reclutamiento, etc", explicó el exconsultor del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.