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'Cachorros de león', un arma ingenua en las sucias manos del ISIS

Siria continúa su ofensiva contra las últimas bases de los terroristas del ISIS. Entre los soldados yihadistas también hay niños, conocidos como 'cachorros de león del califato'. Sputnik indagó cómo acaban estos jóvenes en manos de los terroristas y cómo los empujan a cumplir sus malvados planes.
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Los terroristas crearon campos de entrenamiento para niños a medida que se apoderaban de nuevos territorios en Siria e Irak. En estos campos había huérfanos y niños que fueron entregados por sus propios padres, procedentes también de países occidentales y exrepúblicas soviéticas.

"Las organizaciones de derechos humanos estimaban que entre 5.000 y 8.000 niños podían encontrarse en los campos de entrenamiento de los terroristas", escribe la periodista Galia Ibraguímova en su artículo para la versión rusa de Sputnik. 

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El analista del Centro de Estudios de Afganistán Contemporáneo, Andréi Serenko, comunicó que los terroristas solían elegir a los niños mayores de siete años.

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"Es fácil manipular a un niño a esa edad. Es fácil inculcarle algo. Varios grupos de niños aprendían a ser suicidas, mientras que otros se convertían en soldados de la yihad. Existen manuales especiales", aseveró el interlocutor de Sputnik.

El vicedirector del Centro de Estudios de Islam ante el presidente de la República de Tayikistán, Rustam Azizi, explicó que los niños no hacen demasiadas preguntas.

"Perciben los asesinatos y las explosiones como la continuación de un juego de ordenador y no tienen remordimientos, una sensación propia de las personas mayores. Si cualquier niño empezara a echar de menos a sus padres le habrían explicado que próximamente se reuniría con ellos en el paraíso, pero antes debía matar al mayor número posible de infieles", enfatizó. 

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En Tayikistán, los agentes de seguridad lograron devolver de Siria a una menor que se llama Mariam, recordó Azizi. Según el analista, su padre fue asesinado y la madre está encarcelada. Mariam vive con su abuelo, pero es difícil para ella regresar a una vida normal tras el horror con que ha tropezado.

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"Otra cara del problema radica en la desconfianza de la sociedad. La gente siempre verá a potenciales criminales en personas que alguna vez han pasado por los campos del ISIS", escribe Ibraguímova en referencia a la historia del adolescente Usanda Baro.

Baro estuvo en un campo de 'cachorros de león' en Irak.

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"Día y noche nos inculcaban que chiíes, cristianos y judíos son infieles. Nos exhortaban a matarlos. Para que no dudáramos, nos decían que matarían a nuestras familias. Alrededor había muchos niños que se creían cada palabra", recordó el adolescente.

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Baro entendió que el objetivo de los terroristas no era la creación de un califato, sino el asesinato por el asesinato. Para huir del campo, Baro acordó convertirse en un suicida. Le ataron explosivos y lo enviaron a hacer saltar por los aires una iglesia chií. El adolescente se acercó a los guardianes y les enseñó su cinturón. Aunque el atentado no tuvo lugar, Baro fue enviado a la cárcel.

"Nadie trató de examinar sus circunstancias. Para la opinión pública es un criminal menor de edad. Una vez derrotado el ISIS, el mundo tendrá que devolver a una vida normal a todos estos niños. Sin embargo, nadie sabe todavía cómo hacerlo", concluye Ibraguímova. 

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