El hombre explicó que había estado haciendo parapente unas tres horas por Australia cerca de Canberra y que en un momento dado se vio obligado a aterrizar en el claro de un valle. "Estaba concentrado en aterrizar y no vi al canguro hasta que ya había aterrizado", explica.
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Al principio pensó que el canguro se acercaba a él de forma amistosa. Hasta que le dio una tremenda patada seguida de otra. "Tuve que guardar el parapente y caminar varios kilómetros hasta obtener cobertura para llamar a un amigo y que me sacara de allí", dice.