"Estamos programados para comer lo indispensable" es una de las afirmaciones que hizo el argentino Marcelo Rubinstein, profesor e investigador en el Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular del CONICET (Argentina)
Sin embargo es al revés: la evolución nos preparó para comer lo mínimo posible. Esto se debe a que, en la naturaleza, conseguir alimentos requiere de un gran esfuerzo que incluso puede costarle la vida a los animales.
Recientemente se descubrió el gen NKX2.1, encargado de la formación del hipotálamo y de controlar al gen de las melanocortinas (POMC), que producen la sensación de saciedad. Pero este no es el único, hace unos años el mismo equipo ya había descubierto otro gen maestro que actúa sobre POMC y se cree que hay más.
Las sociedades industrializadas han llevado a los seres humanos a comer más de lo que precisan, debido a la accesibilidad de comestibles con alto contenido calórico y poco nutritivos. Esto desembocó en una epidemia de obesidad, una enfermedad que en palabras del investigador "no existe en la naturaleza".
"No se trata de un problema genético: más del 95% de los casos de obesidad se deben a modificaciones en los hábitos alimentarios de las personas", agregó.