El derrocamiento de Bashir es la culminación de las manifestaciones que llenaron las calles de las ciudades del país desde hace cuatro meses. Como resultado del golpe de Estado el poder en el país ahora pertenece a los militares por un período de transición que durará, según anunciaron los propios militares, dos años.
Después del golpe de Estado el ministro de Defensa del país el teniente general Ahmed Awad Ibn Auf protagonizó una intervención por la televisión y anunció el cambio de poder en el país. Los militares suspendieron la Constitución y ordenaron el cese de hostilidades en este país destrozado por los conflictos internos.
El máximo responsable
La figura clave en la situación es la del presidente Bashir. Nació el 1 de enero de 1944 en una aldea en la parte central de Sudán. A los 22 años se graduó en una academia militar en la capital del país, Jartum. Luego, estudió también en Malasia y Pakistán.
Tomó parte en la guerra de Yom Kipur contra Israel en 1973 al luchar del lado de las fuerzas egipcias. Después de la guerra, entre 1975 y 1979, fungió como agregado militar de Sudán en los Emiratos Árabes Unidos. Tras cumplir con su misión en EAU regresó a Jartum donde continuó su carrera militar.
Bashir ganó en las elecciones de 1996 con el 75% de votos a favor de él. Los años de su Gobierno se caracterizaron por una severa crisis política en el país cuando Sudán vivió una guerra civil desastrosa que duró más de 20 años y provocó por lo menos un millón de muertos —sobre todo por la hambruna—.
El conflicto acabó con la independencia de Sudán del Sur que fue proclamada en 2011. La Corte Penal Internacional dictó una orden de arresto contra Bashir al acusarlo de genocidio y crímenes de lesa humanidad durante el conflicto en la provincia sudanesa de Darfur.
El propio Bashir declaró que no reconoce el fallo de la corte y continuó visitando otros países como líder de Estado, incluso a países que son miembros de la corte.
El presidente fue reelegido en 2000, 2010 y 2015.
Hora de elegir el camino
Las protestas contra Bashir fueron provocados por el aumento de los precios del combustible y el pan. Las primeras manifestaciones tuvieron lugar en el norte de Sudán a finales del pasado diciembre. El descontento pronto se propagó por el país entero.
A partir de entonces las protestas empezaron a ser mucho más organizadas. Las exigencias de los manifestantes cambiaron con el paso de tiempo. El tema económico quedó relegado a un segundo plano: los manifestantes empezaron a exigir la renuncia de Bashir.
La situación empezó a agravarse en el 6 de abril, el día del aniversario del golpe de Estado de 1985 en Sudán. Los manifestantes, inspirados por el éxito de las manifestaciones en Argelia que culminaron con la renuncia de su presidente, anunciaron una protesta por tiempo indefinido y se negaron a moverse de las calles.
Los participantes de las protestas explicaron que estaban dispuestos a negociar solo con el Ejército del país. Cuando las unidades de servicios especiales y de policía trataron de dispersar a la muchedumbre, se lo impidieron los militares al realizar disparos de advertencia al cielo. Dichas unidades no tuvieron otra opción que retirarse.
A lo largo de los últimos meses las protestas a menudo se volvían violentas y a menudo se convertían en enfrentamientos con la policía. Como resultado de estas confrontaciones, hasta 60 personas perdieron su vida, centenares fueron arrestados. Es posible que estas cifras sean inferiores a las reales.
Y ahora qué
El Ejército del país ya prometió que devolvería el poder al gobierno civil e incluso es posible que esto suceda antes del fin del periodo de transición —dos años— en caso de que la situación en el Estado mejore significativamente.
Además, los militares prometieron que no obstruirían la participación del partido Congreso Nacional —que antes del golpe era el partido gobernante— "siempre y cuando se comporten de manera razonable". Tampoco excluyeron que se reanude la Constitución.
La situación permanece inestable y por ahora queda poco claro qué puede pasar con el país en los próximos días. Pero una cosa está clara: el país nunca volverá a ser como era antes del día de ayer.
Te puede interesar: Una mujer se convierte en el símbolo de la revolución en Sudán (fotos, vídeos)