Tras la guerra en Siria, esto es lo que queda de Alepo

Mustafá Karim es taxista. En la imagen aparece frente a los escombros de su casa.

Hasán Ahmed Aul tiene 75 años y antes se dedicaba al labrado de piedras preciosas. En la imagen aparece lo que queda del balcón de su casa.

Pero aun así la vida vuelve poco a poco a la normalidad. Husein Bur ha abierto un almacén en el barrio de Salajedín.

El barrio de Salajedín sufrió especialmente las consecuencias de los combates.

La guerra en el país la ha reducido a añicos prácticamente del todo.

En la ciudad todavía quedan muchas personas de edad avanzada que no tienen a dónde ir. Ahmed Zarka antes era profesor y ahora se gana la vida como costurero.

A pesar del aspecto de la ciudad, entre sus escombros todavía se pueden oír las risas de los niños.

La gente se ve obligada a cobijarse en sus casas medio derruidas y a arriesgarse a que se les caiga encima lo que queda de ellas.

Pero la comida sigue sin ser suficiente: comprar el pan se convierte en una verdadera pelea.

Los automóviles hacen fila para comprar combustible en las gasolineras que todavía se mantienen en pie.

Las organizaciones internacionales envían a Alepo ayuda y alimentos en un intento por alejar el hambre y las epidemias de la ciudad.