La sangre comenzó a brotar después de que el codo del danés sufriese un profundo corte y siguió brotando después de romperle la nariz a Houston. Cuando Dalby propinó a su contrincante un severo rodillazo, ambos acabaron en el suelo tras resbalarse con la sangre que había ido cayendo, incapaces de levantarse: la sangre resbalaba por todas partes.
Poco más duró el duelo. El árbitro detuvo la pelea alegando que la superficie era demasiado insegura para continuar.
Así que no hubo vencedor. A pesar de la sangre, los luchadores se subieron a la jaula y saludaron al público entre aplausos. Pero no es la única pelea sangrienta de MMA.