Los investigadores volvieron a verificar los datos obtenidos en 1988, cuando los científicos lograron acceder por primera vez a la Sábana Santa o Sudario de Turín, pequeño trozo de tela que, según la leyenda, cubrió a Jesucristo después de la crucifixión.
Un nuevo equipo de investigadores presentó una demanda contra la Universidad de Oxford, que había participado en el primer análisis y, por lo tanto, disponía de datos. Los científicos tardaron otros dos años en realizar un nuevo análisis.
Resultó que las conclusiones de 1988 estaban equivocadas. El primer estudio no incluyó el análisis de todo el sudario, sino solo algunas de sus partes del borde. Se cree que en la Edad Media, las monjas arreglaban algunas partes de la tela para reparar el daño causado con el tiempo.
Los investigadores opinan que toda la tela debe someterse completamente a un nuevo análisis. Solo esto permitirá establecer su edad exacta. Pero para que esto suceda, el Vaticano debe volver a dar acceso a los científicos a la Sábana Santa.