Dos agentes penitenciarios, que llegaron a ser tomados como rehenes, fueron liberados.
Todavía no hay, sin embargo, una cifra exacta de muertes.
El secretario Jarbas Vasconcelos, responsable de la Susipe, explicó en rueda de prensa que la masacre se debe a una "guerra entre facciones"del narcotráfico y que no se trataba de una reivindicación hacia el sistema penitenciario.
La revuelta comenzó alrededor de las 7:00 de la mañana. Presos de la facción local Comando Clase A (CCA) atacaron a los presos pertenecientes al Comando Vermelho (CV), originaria de Río de Janeiro y una de las más poderosas del país.
Los presos que no fueron decapitados perdieron la vida por asfixia; los responsables de la cárcel aún no pudieron recuperar todos los cadáveres.
Según Vasconcelos, en la cárcel no había indicios de un posible ataque entre las facciones rivales: "No teníamos ningún informe de nuestra inteligencia reportando ningún ataque de esta magnitud", dijo.
El Grupo Táctico Operacional de la Policía Militar está en el lugar. La Policía Civil, la Fiscalía y el Tribunal de Altamira también están participando en las negociaciones para la liberación de los rehenes.
Esta es la segunda masacre de gravedad que se produce en las cárceles brasileñas en lo que va de año, en mayo, 55 presos fueron asesinados en una cárcel de Manaos, en el estado de Amazonas, también en la región norte.