Las reacciones, dependiendo de sus protagonistas, fueron las esperadas. Así, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, no fue la excepción. Su acto reflejo fue apuntar y disparar contra Irán al acusarle de estar detrás de estos ataques.
"Es lógico, que siendo Arabia Saudí, un aliado estratégico de EEUU, pues haya una cierta beligerancia en la reacción", opina al respecto el presidente de la Consultora Ekai Center, Adrián Zelaia.
Las reacciones y declaraciones de EEUU contrastan claramente con las más sopesadas brindadas desde Rusia. Tras indicar que las consecuencias de estos ataques pueden ser graves para los mercados energéticos, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que Moscú pide evitar conclusiones precipitadas sobre sus autores.
"Consideramos negativo el aumento de la tensión en la región y llamamos a todos los países regionales y no regionales a evitar cualesquiera medidas o conclusiones precipitadas que puedan agravar la desestabilización, y al revés, seguir la línea que ayude a reducir las tensiones", declaró el alto funcionario.
"Es una descripción de hecho bastante objetiva", según Zelaia.
En tanto, el Ministerio de Exteriores ruso emitió un comunicado ante estos hechos. "Condenamos decididamente los ataques contra los blancos civiles, la destrucción de la infraestructura social y económica, cualquier acción capaz de romper el equilibrio de demanda y oferta de hidrocarburos y provocar una nueva ola de inestabilidad en el mercado global de hidrocarburos que entrañe las consecuencias negativas para la economía global".
Mientras, Teherán rechazó las acusaciones de Washington. "Habiendo fallado en la 'máxima presión', el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, ha recurrido al 'máximo engaño'. EEUU y sus clientes están atrapados en Yemen debido a la ilusión de que la superioridad del arma conducirá a la victoria militar. Culpar a Irán no terminará con el desastre. Aceptar nuestra propuesta de abril de 2015 para terminar la guerra y comenzar las conversaciones, puede", tuietó el canciller persa, Mohammad Javad Zarif.
En este sentido, Zelaia sentencia que "Arabia Saudí ahora se estará dando cuenta que no sólo su capacidad militar no es la que ellos esperaban, ni su capacidad económica les iba a permitir conseguirlo absolutamente todo fácilmente en Yemen, sino que, de hecho, su economía es muy vulnerable al depender tanto de centros de producción muy concretos, que pueden ser —como estamos viendo— fácilmente atacados desde Yemen".