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500 años de La Habana y de una historia casi intacta guardada en sus edificios

La capital de Cuba fue fundada el 16 de noviembre de 1519 con el nombre de San Cristóbal de La Habana. 'La ciudad de las columnas', como Alejo Carpentier la llamó, cumple 500 años en 2019 y, para celebrarlos, se prepararon tres regalos especiales, el principal de ellos con la colaboración de Rusia.
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La Habana es la más joven de las siete villas fundacionales de Cuba y por tanto, ha sido la última en cumplir su medio milenio. Tras ocho años de celebraciones que comenzaron con la oriental Baracoa en 2011, los cubanos se preparan para festejar los 500 años de su capital, "cuya magnitud y escala serán diferentes", aseguró a Sputnik el historiador cubano Félix Julio Alfonso López, vicedecano del Colegio Universitario de San Gerónimo de La Habana.

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"[Eusebio Leal] Spengler ha hecho durante medio siglo una labor titánica por continuar lo que inició el primer historiador habanero de preservar los monumentos históricos de la ciudad, así como salvaguardar sus documentos y patrimonio", resaltó Alfonso López.

Leal Spengler fue encargado por Fidel Castro en 1967 de cuidar a la capital cubana en todo lo que se refiere a su historia a través del organismo estatal llamado Oficina del Historiador de La Habana. 

Su tarea ha sido titánica porque, a pesar de la situación económica que vive Cuba y de los años de abandono que han sufrido los más de 3.000 edificios que componen el Centro Histórico de la capital, gran parte de ese patrimonio ha sido rescatado y puesto en funcionamiento dentro del esquema de lo que es hoy La Habana.

Alfonso López, quien también es doctor en Ciencias Históricas y forma parte del equipo que dirige el historiador de la ciudad, contó que hoy los primeros 500 edificios que fueron la génesis de toda la ciudad se velan con el máximo grado de protección patrimonial. 

"Ese pequeño territorio de apenas 13,2 hectáreas alguna vez fue toda la ciudad, y cuenta con una gran cantidad de construcciones de un altísimo valor patrimonial y de una gran carga simbólica", comentó.

"Por un lado está lo construido, que ha llegado hasta nuestros días como esos enormes palacios y fortalezas de la época colonial y casas de gran valor; y también está lo intangible, que es la gente, la historia que se ha vivido en La Habana desde la época de los piratas y corsarios que se turnaban para tomar la ciudad y robarle sus riquezas, hasta la ciudad de José Martí, de la rebeldías del siglo XIX y del XX, la ciudad de la cultura, de los teatros, de los cines, de la música…", observó.

De acuerdo a Alfonso López, La Habana alcanzó su máximo esplendor en los siglos coloniales: esa época en que la ciudad traspasó las fronteras de una muralla que otrora servía para protegerla de ataques de corsarios y piratas y se extendió de este a oeste. La Habana que conocemos hoy se hizo básicamente entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX

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Luego, en la República, los barrios aristocráticos como El Vedado y Miramar incorporaron una trama urbana de gran belleza y funcionalidad. Lo que no se continuó con el mismo empeño tras el triunfo de la Revolución cubana en 1959, cuando La Habana se paró en el tiempo. 

"En la etapa revolucionaria se ha intervenido poco en La Habana en comparación con lo que se hizo antes, pero tenemos que pensar que se decidió que el resto del país también era importante. Y eso nos ha dado una ciudad reservada, prácticamente intacta", destacó el catedrático. 

A su juicio, la mejor época de la capital cubana es el hoy, "el presente que estamos viviendo todos y en el que todos estamos trabajando y haciendo lo que podemos por nuestra ciudad".

La campaña oficial por los 500 años de La Habana invita a los cubanos a hacer "por La Habana, lo más grande", pero Alfonso López disiente. Como aprendió en la propia Oficina de Eusebio Leal, "por La Habana siempre hay que hacer lo más pequeño, aquello que está al alcance en lo cotidiano, tratar de ser mejores ciudadanos y conservar la ciudad limpia y cuidada". 

¿Qué regalar a La Habana?

La Oficina que dirige Eusebio Leal desde el año 1967 se ha dedicado a rescatar y preservar el patrimonio del Centro histórico de La Habana, y para ello ha incorporado a la restauración otras dimensiones que van hacia lo social, medioambiental, la sostenibilidad económica de los proyectos.

Aunque existe una gran cantidad de obras importantes se han completado en los últimos años hay tres regalos que se han preparado de forma especial para celebrar los 500 años de La Habana y el más importante contó con la cooperación de Rusia.

Teatro Martí: Fue un teatro que estuvo abandonado por más de 40 años, a pesar de su alto significado para los cubanos: allí se discutió la primera Constitución de Cuba independiente (1901). También es considerado la catedral del teatro vernáculo cubano, que durante los años de la República mezclaba la sátira política con el humor y el costumbrismo, y en cuyas tablas se reflejó la vida política de la isla. Fue reinaugurado el 24 de febrero de 2014 y de acuerdo con Alfonso López, su recuperación es algo que los habaneros agradecen mucho".

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Capitolio de La Habana: "Este es el gran regalo que la Oficina del Historiador hará por los 500 años a la ciudad", remarcó el catedrático y añadió que próximamente quedará oficialmente inaugurado.  El edificio que este año cumplió 90 años, es la obra cumbre del neoclasismo en La Habana y fue un encargo del expresidente Gerardo Machado.  

Su cúpula fue restaurada durante casi un año por la empresa rusa CMC Development y contó con una inversión de 9,6 millones de dólares en la que se colocaron planchas de oro de 24 kilates. 

Además, Rusia estuvo a cargo de la restauración de la Estatua de la República colocada en el centro del capitolio y considerada la tercera estatua bajo techo más alta del mundo, solo superada por el Buda de Oro de Nova, en Japón; y la estatua de Abraham Lincoln, en el memorial que lleva su nombre en Washington. A su inauguración asistió en agosto el canciller ruso, Serguei Lavrov.

Otro elemento significativo es que con la restauración del capitolio de La Habana se rescató la idea de que funcionase como sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que en la opinión de Alfonso López ha sido "un acto de justicia histórica". Sobre este edificio, según el catedrático, pesaba una demonización porque había sido sede de los poderes legislativos de la República burguesa.

"Pero los edificios no tienen la culpa de lo que hacen los hombres, y era importante para Cuba devolverle toda su grandeza y esplendor", sostuvo.

Convento de Santa Clara: Esta obra, aunque apenas empieza, será el tercer regalo de importancia que recibirá la capital de todos los cubanos por sus 500 años. Se trata del monasterio más grande de la ciudad antigua que ocupa toda una manzana. Cuando esté terminada su restauración, albergará el campus académico del Colegio de San Gerónimo de La Habana, donde se impartirán diferentes artes de la restauración. 

"Creo que La Habana se va a presentar ante sus 500 años con sus mejores galas, sin que esto quite que por supuesto hay un grado de deterioro acumulado muy alto, que hay zonas de la ciudad que necesitan y merecen una atención mayor. Pero en realidad lo que se ha logrado es mucho más trascendente que lo que todavía queda, que siempre será infinito porque las obras nunca se terminan", concluyó el catedrático cubano.
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