Tetyana Milojevic y su equipo de la Universidad de Viena estudiaron el crecimiento y los procesos fisiológicos de los microorganismos que viven a altas temperaturas (73 grados centígrados) y alta acidez (pH 2).
Los científicos eligieron para su experimento el meteorito NWA 1172 y estudiaron las huellas que dejaron los microorganismos en su superficie. Gracias a su composición química, el cuerpo celeste puede mantener la vida de los Metallosphaera sedula durante mucho tiempo.
Este tipo de estudios ayuda a comprobar si las sustancias necesarias para el desarrollo de la vida llegaron a la Tierra con meteoritos.
Según los científicos, el estudio será particularmente útil para las misiones espaciales y permitirá evaluar la posibilidad de que haya organismos vivos en la superficie de objetos extraterrestres.