La WADA le quitó a Rusia por cuatro años el derecho a organizar torneos internacionales grandes y presentar solicitudes para su celebración en el país, pero permitió a los deportistas rusos 'limpios' participar en competiciones sin su bandera nacional y sin himno.
Al señalar que "ese desamor ya se ha transformado en una persecución, en un sistema de sanciones unilaterales contra Rusia", el senador insistió en la necesidad de "defender los derechos de los deportistas 'limpios' a participar en las competiciones, si sus intereses se violan".
La responsabilidad debe exigirse solo a los culpables, "no se puede castigar al Estado y al deporte ruso en su conjunto", subrayó.