"Es un copia casi calcada de los cargos imputados contra Julian Assange", protestó frente a la Corte de Magistrados de Westminster.
La Fiscalía brasileña denunció este 21 de enero a siete personas, entre ellas a Greenwald, por varios delitos cibernéticos relacionados con la filtración de información obtenida de los móviles de diversas autoridades del país suramericano.
La juez Vanessa Baraitser aceptó —"a regañadientes", según recalcó Hrafnsson— la propuesta de los abogados de ambas partes para lidiar con las cuestiones políticas en la semana del 24 de febrero y aparcar después el juicio durante casi tres meses.
"El juicio comenzará el 24 de febrero pero solo será la primera parte y el resto continuará el 18 de mayo durante tres semanas", explicó la magistrada a Assange, quien siguió las diligencias por videoconferencia desde el penal de alta seguridad de Belmarsh, en el sureste de Londres.
El director de WikiLeaks celebró el nuevo calendario y se mostró esperanzado de una inminente mejoría de las condiciones en prisión de Assange, que sus abogados han denunciado constantemente en los últimos meses.
"Siempre dijimos que este es un caso político, que sentará precedentes, y su efecto lo acabamos de ver en la imputación de Greenwald", señaló a los medios.
Hrafnsson levantó la alarma ante "este virus que está esparciéndose y ningún periodista está a salvo".
"La demora del juicio nos ayuda y es necesaria porque Julian apenas tiene acceso a sus abogados", explicó a Sputnik Joseph Farrell, periodista y "embajador" de WikiLeaks.
Farrell recordó también la nota de alerta que el Consejo de Europa ha emitido denunciando que "Reino Unido encarcela periodistas".
"Nos enfrentamos a la persecución y ataque de periodistas en todo el mundo", agregó Hrafnsson.
Assange tiene pendiente otra vista procesal respecto a su prisión preventiva, prevista para el 19 de febrero, antes de la apertura del juicio el 24 del mismo mes en un juzgado próximo a la prisión de Belmarsh.