La fachada del curioso establecimiento está decorada con rejas, como si de una gran cárcel se tratara. Ya en su interior, los clientes son recibidos por meseros que llevan puestos uniformes color naranja, igual a los que usan los prisioneros.
El restaurante cuenta también con una celda, donde las personas pueden sacarse fotos o sencillamente pasar un rato. Para terminar la experiencia, las bebidas son todas servidas dentro de miniceldas con candados.
Desde que abrió sus puertas, a finales de diciembre, el restaurante ha acaparado bastante atención en las redes. Algunos internautas consideran la decoración del ambiente una idea de mal gusto, mientras que otros aprecian la creatividad de los dueños del establecimiento y la toman con buen humor.