Según reveló a los medios el propio Dubkov, fue una cámara FED-5 que le regalaron en su cumpleaños la principal razón por la que empezó a hacer ejercicio: se hizo un par de selfis y solo entonces entendió que tenía una estatura atlética.
Después de ganar varios campeonatos en la categoría de menos de 80 kilogramos y terminar su carrera deportiva en 1992, el hombre se dedicó a los negocios y adquirió una pequeña empresa de equipos de gimnasia. Más tarde, encabezó la Federación de Culturismo y Fitness de Bielorrusia.
No obstante, un día se dio cuenta de que nada le hacía feliz. Ese fue el momento en el que decidió cambiar por completo su estilo de vida. Dubkov dejó atrás su carrera deportiva y profesional y, llevando consigo un cachorro de la raza Malamute y un par de maletas, se mudó a un remoto pueblo rodeado de bosque.
Medio año después, conoció a su futura esposa, la también exemprendedora Tatiana, quien compartió su vida aislada.
Ahora, el último campeón se dedica a la cría de perros y hace muebles de madera tanto para su propia casa como a medida, y simplemente disfruta de la vida en el campo.