Ekaterina Gúseva recorrió un duro camino desde Stalingrado —actual Volgogrado— hasta Berlín con una ametralladora pesada soviética DShK.
A Ekaterina la reclutaron cuando tenía 18 años, en 1943. Tras pasar un entrenamiento, la enviaron a atacar aviones fascistas cerca de Stalingrado.
"Alarmas continuamente, siempre estábamos al lado de la ametralladora. No había tiempo de dormir", recuerda.
Durante la guerra, a Ekaterina la hirieron en la pierna.
"Fue duro, la guerra fue dura", dice la veterana.
A pesar de ello, ahora, en vísperas del 75 aniversario de la victoria sobre el nazismo, la anciana recuerda cómo la ayudaron desconocidos y le daban de comer.
La veterana guarda viejas fotografías y medallas, entre ellas, una que le entregó el propio mariscal Zhúkov, comandante del Ejército Rojo.