La colaboración entre el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil y Europol en el marco de la operación Basel-TF ha fructificado en la captura de 34 miembros de una banda integrada por personas de varias nacionalidades, en su mayoría de países africanos, que operaban desde las Islas Canarias.
Los arrestos se han producido en diversas localidades de las islas de Tenerife y Gran Canaria bajo la imputación de cometer un "delito continuado de traslado ilegal" de cantidades ingentes de chatarra y residuos peligrosos hasta varios países africanos al margen de toda normativa española y comunitaria. La red hacía acopio de electrodomésticos y material informático de desecho para luego venderlos como productos de segunda mano que seguían funcionando correctamente, para lo cual también incurrían en un delito de falsificación de documentos.
Tal y como informan desde la Oficina de Prensa de la Comandancia de la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife, los malhechores "cargaban contenedores marítimos con infinidad de artículos de segunda mano entre los que se encontraban vehículos a motor, piezas de vehículos, enseres domésticos y, en un gran porcentaje, aparatos eléctricos y electrónicos usados, para su posterior exportación y venta a terceros en determinados países de África".
Años de seguimiento
La investigación de la Guardia Civil concluye que entre 2018 y 2019 se fletaron desde el puerto de Santa Cruz de Tenerife hasta 138 envíos de este tipo de chatarra con destino a Senegal, Ghana, Gambia, Togo, Benín, Guinea Conakry, Sierra Leona y, principalmente, Nigeria.
Los agentes del SEPRONA de la Guardia Civil tenían fundadas sospechas del ilícito desde hacía algunos años, pero no fue hasta contar con una orden judicial de registro con la que incautaron abundante documentación y material informático, cuando sus temores quedaron confirmados.
Mercancía peligrosa y tóxica
Cabe destacar el enorme riesgo para la salud de las personas y el medio ambiente que entrañan estos residuos una vez se les convertía en mercancías, habida cuenta de que contienen substancias tóxicas.
El volumen del negocio
El apoyo de Europol se ha revelado decisivo para llevar a buen término la operación, dada la cantidad de países implicados. Desde la Guardia Civil señalan que su trabajo ha sido clave en el análisis operativo para hallar posibles relaciones con el resto de Estados miembros y terceros países.
Según las estimaciones del cuerpo armado, la red acumuló en todo este espacio de tiempo fletes con un peso total de 2.500 toneladas, de las cuales más de 750 correspondían a "residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, destacando los monitores y pantallas CRT que suman más de 160 toneladas y las neveras con más de 145 toneladas".