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"Trabajar como negro": cuando el racismo se cuela en el lenguaje

Los microrracismos incorporados en el idioma español reflejan una discriminación tan sutil en la vida cotidiana, y tan interiorizada en nuestra cultura, que pasa desapercibida. Hablamos con un experto en psicología social sobre cómo identificar estas expresiones que contienen una carga ofensiva y cómo eliminarlas del lenguaje.
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"Trabajar como negro", "trabajar en negro", "la oveja negra de la familia" son ejemplos de términos que las personas repiten sin pensar pero que encierran una connotación racista, en la cual el color negro se asocia a algo negativo. Por mucho tiempo estas fueron consideradas normales, pero la actual lucha contra el racismo obliga a repensar su uso.

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"Los microrracismos son las ideas negativas que se tienen sobre otras poblaciones, los estereotipos, los prejuicios, que se transfieren al lenguaje de manera sencilla y quedan establecidos como si no tuviesen una carga negativa, pero sí la tienen", dijo Guillermo Fouce, profesor de psicología social de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Fundación Psicología Sin Fronteras.

Estas "visiones reduccionistas de la realidad" nos predisponen al rechazo hacia esas minorías y por eso es importante combatirlas. Lo primero que se debe hacer es analizar las expresiones: pensar en lo que estamos diciendo, por qué lo decimos y quién nos ha incorporado ese lenguaje discriminatorio.

"Después de reconocerlas, lo segundo que hay que hacer es acercarse al otro, fomentar la empatía. Pensar en sí nos gustaría que nos dijesen a nosotros lo mismo que estamos diciendo del otro y ver lo que nos une a él en lugar de lo que nos diferencia", añadió el psicólogo español.

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Desde la Fundación llevan mucho tiempo trabajando en este último punto. Uno de sus programas, llamado Anti-Rumores, analiza las ideas falsas y prejuiciosas que se asocian a distintos grupos étnicos y colectivos, traducidas en palabras o chistes.

"Las palabras no son inocuas y los gestos tampoco. Todos podemos interiorizar y desarrollar conductas de rechazo en nuestro día a día, sin tener que etiquetarnos o nombrarnos como racistas. Este es un camino lento y la educación en la tolerancia y en la no discriminación también tiene que abarcar estos pequeños gestos o palabras", concluyó Fouce.

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