En un lugar de la Mancha, en el complejo industrial de la compañía Repsol en Puertollano, el primer lote de biojet producido íntegramente en suelo español ha quedado listo tras varios años de investigación en el campo de soluciones limpias para el sector del transporte aéreo.
Conforme a las disposiciones del Acuerdo de París, la industria aeronáutica se había marcado el objetivo de reducir a la mitad las emisiones de dióxido de carbono (CO2) antes de 2050. Se da la circunstancia de que el transporte por vía aérea supone algo más de un 2% del total de emisiones globales.
Repsol se convierte así en la compañía pionera en fabricar en suelo español combustible para aeronaves a partir de biomasa y residuos, una alternativa con menor huella de carbono que los combustibles convencionales, sin duda la mejor opción en un momento en que la variante eléctrica no es viable para el transporte aéreo. La producción de biojet se extenderá también a otros complejos industriales de la compañía en España.
Un combustible fruto de la concienciación ecológica
La progresiva apuesta por energías verdes vertebra uno de los ejes de trabajo de Repsol, donde se integran los biocombustibles, la generación renovable, los combustibles sintéticos, el hidrógeno verde, el autoconsumo y la economía circular.
Para este proceso de descarbonización, Repsol plasmará dos proyectos industriales en la refinería de Petronor. Uno incluirá la construcción de una planta que producirá combustibles de cero emisiones netas a partir de CO2 e hidrógeno verde, generado con energías renovables. El otro prevé la puesta en funcionamiento de una planta gasística a partir de residuos urbanos. La idea prevé prescindir de una parte de los combustibles fósiles que se utilizan en los procesos de producción de Petronor.