La primera final de la Liga de Campeones sin público de la historia la protagonizarán dos equipos que se contaban a priori entre los favoritos para disputarla desde que se anunciara el sorteo de la fase final en Portugal.
Los alemanes del Bayern de Munich, que trituraron en su semifinal por 3-0 a los franceses del Olympique de Lyon, se enfrentarán a los también galos del Paris Saint Germain (PSG), que hicieron lo propio con los teutones del Leipzig, el equipo tal vez revelación de la competición.
El poder clásico
Si hay algo que actualmente en el mundo del fútbol de miedo aparte del COVID-19, es el Bayern de Munich. Literalmente. El conjunto bávaro no gana partidos, machaca rivales. Desde que el 7 de diciembre perdiera su último encuentro, ha ganado 28 y empatado uno. Sin comentarios.
Bueno, sí: los números no engañan. Por ceñirnos a la Liga de Campeones, goleó a los ingleses del Chelsea por un cómputo global de 7-1 en la eliminatoria de octavos, descuartizó sin piedad al FC Barcelona por 8-2 en cuartos y solventó su semifinal del 19 de agosto por 3-0 frente al ya mencionado Olympique de Lyon.
Entrenados por Hansi Flick, el rendimiento de jugadores como el extremo Serge Gnabry (9 goles en 9 partidos de Champions), el delantero centro polaco Robert Lewandowski (15) o incluso su guardameta Manuel Neuer, invita a concederles la vitola de favoritos. Su semifinal contra el Lyon, pese al flojo partido de Perišić, ha confirmado la impresión de que el juego de los bávaros es el más dominador de los últimos años. La última Liga de Campeones que conquistaron corresponde a la temporada 2012-2013.
La irreverencia al asalto
Pero si la contundencia alemana representa una especie de aristocracia europea del fútbol de la que también forman parte los ausentes Real Madrid, Liverpool, Barcelona o Juventus, su rival parisino PSG encarna un descaro tejido a golpe de talonario de la mano del multimillonario catarí Nasser Al-Khelaifi, un extenista reconvertido en hombre de negocios que preside el equipo desde 2011 y cuya obsesión es ganar el máximo trofeo continental de clubes.
Los parisinos disponen de una estrella mundial como es el brasileño Neymar y también tienen al francés Kylian Mbappé, quienes tejieron un brillante triunfo contra el Leipzig, un partido donde la figura del argentino Di María también reclamó su enorme dimensión. Su portería está defendida por el costarricense Keylor Navas, exjugador del Real Madrid.