Hasta el momento era ilegal importar al país norteamericano las mercancías producidas en condiciones de trabajo forzado, pero el proyecto de ley va más allá, exigiendo a los fabricantes e importadores que demuestren que los productos no son producidos por trabajadores en condiciones de ausencia de libertad.
"China expresa su indignación extrema y una protesta enérgica, y ya ha presentado una protesta ante la parte estadounidense", dijo el diplomático chino, agregando que se trata de un asunto interno chino en el que no deben interferir Estados extranjeros.
Wang recalcó además que todas las cuestiones relacionadas con el supuesto trabajo forzado representan "una mentira absoluta fabricada por algunas organizaciones e individuos de Occidente".
EEUU y otros países occidentales han criticado a Pekín por presuntamente mantener a un millón de uigures y otros musulmanes túrquicos en campos de reeducación, bajo el pretexto de combatir el terrorismo y el extremismo religioso.
Pekín, por su parte, ha negado en reiteradas ocasiones la existencia de esos "campos de reeducación", e insiste en que el país cumple al pie de la letra la Convención Internacional para Erradicar todas las formas de Discriminación Racial.