Se trata de la quinta moción de censura desde la restitución de la democracia en España tras la muerte del dictador Franco y la segunda promovida por la oposición de derechas. Al igual que las de 1987 y 2017, se sabe con antelación que la iniciativa no saldrá adelante.
De dos días de duración (21 y 22 de octubre con la votación en el último), la moción de Vox se constituirá en un acontecimiento mediático de nulo alcance legislativo para el que los diferentes grupos están afilando el arma con la que se batirán, habida cuenta de que el formato prevé intervenciones sin límite de tiempo tanto para Vox como para el Gobierno: la comunicación política.
¿Contra quién?
Vox cosechó el 15% de los votos a nivel nacional en las últimas elecciones generales, en 2019. Es decir, intentará representar y arrogarse el voto de un espectro mucho más amplio del que goza en la actualidad.
"Vox intenta que la moción les catapulte mediáticamente. Y demostrar que el PP no sirve para nada, que es una derecha miedica que nunca parará a Sánchez", asegura.
Verstrynge, en su tiempo secretario general de este partido cuando todavía se denominaba Alianza Popular, estima que la moción pone al PP en una situación de permanente jaque. "Cualquier posición que adopte es mala", declara a Sputnik. "Porque si votan a favor de la moción, le ponen en bandeja al Gobierno que les diga '¡Ah! Usted ha votado con Vox, luego es Vox'. Pero si no la votan, Vox dirá que es la única oposición, 'porque a la hora de la verdad el PP se acobarda'. Es así de sencillo. Y la abstención, a ojos del electorado, es lo mismo que votar no".
"El PP tiene una papeleta difícil", conviene Jurado. Este profesor de ciencia política de la universidad Carlos III matiza que la moción no puede conferir el liderazgo de la oposición a quienes la plantean, porque es una "cuestión de aritmética parlamentaria" en realidad. "Pero sí puede establecer una alternativa clara a la estrategia de oposición que pueda llevar el PP. Y esto lo incomoda y limita mucho", señala.
"Ya sea una abstención o un voto en contra, su electorado no quedará satisfecho. La parte más derechista del electorado del PP considera que el partido debe votar a favor y alinearse con esa estrategia dura. Pero el votante más centrado está alejado de Vox y no está de acuerdo en ir de su mano", resume Ignacio Jurado.
¿Estrategia o incomodidad?
Consciente o no de su difícil posición, lo cierto es que el PP todavía no ha anunciado qué postura adoptará, un hecho que tal vez confirme su incomodidad. Su presidente, Pablo Casado, ha declarado no estar en absoluto preocupado por el tema y que no va a emplear "ni un solo minuto" para hablar de "cuestiones menores" y entrar en debates "estériles".
Esta división de pareceres en el seno del Partido Popular no podrá ser vehiculada mediante libertad de voto, pues los estatutos del partido solo la contemplan para cuestiones éticas o morales que cuestionen convicciones profundas. Tampoco prosperaría la moción en caso de que PP y Ciudadanos otorgasen la libertad de voto, opina Jorge Verstrynge. "Entonces el Gobierno podría decir: '¿Ven ustedes? Hacen uso del voto secreto para poder votar a favor de Vox sin que se note mucho, luego son Vox'. Es una posición infernal", explica.
La cuestión es recurrente, pues el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros aseguró recientemente a TVE que diputados "de todos los partidos" desean votar a favor, "incluso gente del PSOE". Al respecto, Jorge Verstrynge no cree que Vox pueda granjearse el voto de diputados socialistas díscolos. "No lo veo. A Sánchez le han hecho muchas jugarretas, pero tanto como eso, no. Sería ya el colmo y la ocasión para realizar una purga total en el partido", conjetura. "¿Y quién recomendaría ese voto? ¿Felipe González y el presidente de Castilla-La Mancha?"
La posición de Sánchez y los grandes acuerdos
Cabe preguntarse si el augurado desenlace de la moción de censura afectará a la importante negociación en el Parlamento para que el Gobierno pueda aprobar los presupuestos o lograr un consenso sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial.
"Sánchez saldrá reforzado de la moción en la medida en que el PP salga debilitado", argumenta a su vez Verstrynge, que subraya que aunque un hipotético voto negativo del Partido Popular no consolide al presidente español, sí erosionará a los populares. "Siempre que el PP salga debilitado, Sánchez saldrá reforzado", sostiene, al tiempo que niega que el Ejecutivo sufra de inestabilidad.
"Si la oposición se pone pesada con los presupuestos o con el tema de la reforma del poder judicial, el Gobierno va a Bruselas, se pone a pegar puñetazos sobre la mesa, y Bruselas llama rápidamente al PP y le dice 'oye, tú tranquilo, eh'. Porque la UE no puede permitirse un lío en España".
En este sentido, Verstrynge recuerda que la UE ya ha llamado "a capítulo" a la oposición española en otras ocasiones. "En tiempos de AP [Alianza Popular], sus socios de la UE muchas veces recriminaban su actitud. AP enseguida rectificaba. Yo no veo al Gobierno en peligro, para nada. Y el pacto con UP, tampoco", concluye este veterano politólogo y expolítico.
Un golpe de efecto
Se da la circunstancia de que la moción contra el Gobierno de coalición PSOE-UP no será presentada por el líder de Vox, Santiago Abascal, sino por Ignacio Garriga, un diputado por Barcelona.
El espíritu y los paralelismos
El recurso a las mociones de censura es como una navaja multiusos. Pero para Jorge Verstrynge, en España uno de sus usos puede ser casi exclusivo.
"Hay que tener en cuenta que los votantes de derecha de este país tienen una característica que no suelen tener los votantes de derecha de Europa", afirma. "No aceptan perder elecciones, porque la derecha tiene una concepción patrimonial del país, España es de ellos. Y cuando pierden unas elecciones, o hay trampa, o el Gobierno tiene que durar poco".