En esos años, los científicos tenían a su disposición una estación ionosférica, varios pequeños radiotelescopios parabólicos, un radiointerferómetro de base media, un radiotelescopio Kraus y otros equipos de los cuales solo quedó un gran radiotelescopio de circulación completa.
Hasta el año 2000, la estación también participó en una investigación de física en las erupciones solares y sus diferencias a gran escala en la corona solar, el medio ambiente interplanetario, la vigilancia por radio de la actividad solar, y otros estudios.
Los trabajadores de la estación nunca lograron detectar civilizaciones extraterrestres, pero de todos modos los científicos habían descubierto emisiones esporádicas de radio desconocidas que se forman en las capas superiores de la ionosfera y en la magnetosfera de un planeta bajo la influencia de corrientes corpusculares.