"Junto con el Consejo de ministros hemos firmado el estado de calamidad en nueve departamentos para garantizar la ayuda a la población afectada", confirmó Giammattei desde su cuenta en la red social Twitter.
La medida estará en vigor por 30 días en Petén, Quiché, Alta Verapaz, Izabal, El Progreso, Zacapa, Chiquimula, Jutiapa y Santa Rosa, departamentos más golpeados por la emergencia que ya dejó cinco muertes en Guatemala, según la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred).
La amenaza de la pandemia de COVID-19 forzó a decretar el estado de calamidad en marzo pasado, el cual fue renovado hasta septiembre último, cuando el Ejecutivo estimó que el país podía volver a una suerte de normalidad.
Giammattei adelantó que tratará de llegar por vía área a Puerto Barrios, en el oriental departamento de Izabal, para instalar el centro de mando en una zona que sufre inundaciones en el 60% de su territorio.
Según cifras preliminares del Conred, el embate de Eta afectó a más de 33.000 personas, un centenar de viviendas están en riesgo y más de 400 sufren algún tipo de daño por las riadas.
El Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología informó que la mayoría de los ríos en la región afectada aumentaron su caudal y amenazan con desbordarse.
Giammattei informó que medio centenar de personas murieron producto de las lluvias y deslaves derivados de la depresión tropical Eta.
"Entre los aludes que se están dando en Huehuetenango y en San Cristóbal Verapaz se estiman 25 casas soterradas que es la mitad de la aldea, por el alud y se calcula no menos de 50 personas ahí adentro de las casas", declaró Giammattei a la prensa en el departamento de Izabal (oriente).
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) reportó un deslave en el caserío Queja, departamento de Alta Verapaz, que sepultó 15 viviendas y a cerca de 75 personas que estaban dentro.
Según datos oficiales, al anochecer del jueves había 662 personas evacuadas en 18 albergues, y las autoridades proseguían las labores humanitarias bajo la lluvia, que ha saturado los suelos y elevado las probabilidades de deslizamientos de tierra.