Según el medio, el norcoreano Yoo Woo-seong, quien llegó a Corea del Sur en 2004, fue imputado en 2013 por las autoridades por espionaje con evidencias fabricadas por los funcionarios. En octubre de 2015 el Tribunal Supremo incluso llegó a respaldar el fallo contra el hombre.
Yoo presentó una demanda contra el Gobierno surcoreano y la corte de Seúl revisó su caso dictaminando ahora que las autoridades deben pagarle una compensación por los daños causados. Tras el veredicto, el norcoreano lamentó que los culpables de las acusaciones fabricadas siguen impunes hasta la fecha. En su opinión, lo más importante no es la compensación, sino que no se vuelvan a repetir casos similares como el que le tocó vivir.