Al mismo tiempo, EEUU y sus aliados reconocen como legítimo al autoproclamado presidente, Juan Guaidó, sin que fuera votado por el pueblo venezolano.
Quizás es todo lo que se debería saber sobre los comicios a la Asamblea Nacional, el único órgano de poder que aún conserva la oposición.
Sería el alto riesgo de que el oficialismo recupere la mayoría en el Parlamento lo que podría explicar las llamadas de los adversarios de Nicolás Maduro a boicotear las legislativas.
Paralelamente, Washington y Bruselas anunciaron que no reconocerán las elecciones bajo pretextos como su supuesta falta de transparencia, ignorando hechos como que las autoridades venezolanas invitaran a seguir el proceso a observadores también de la Unión Europea e incluso a organizaciones norteamericanas, algo que rechazaron.
El Gobierno estadounidense no sólo insiste en que los comicios del 6D son un "fraude electoral", sino que también insta a la población a no participar.
Una postura que contrasta con la que tienen países como Rusia, que llamó "a los países que realmente están interesados en la solución de la crisis" en la nación caribeña "a no impedir el ejercicio del derecho de los venezolanos a elegir a sus representantes a la Asamblea Nacional y determinar de manera independiente las vías de desarrollo" de su propio Estado.
Asimismo, desde la Cancillería rusa denunciaron que los que están tratando de socavar el proceso electoral están interesados en preservar la inestabilidad, mientras que las elecciones representan "una forma más eficiente y democrática" para resolver las contradicciones en Venezuela.
Para el sociólogo Jesús Alberto Rondón, a EEUU y sus aliados europeos les duele que "el sisitema electoral venezolano no se subordina a intereses extranjeros", sino que "está orientado a garantizar la expresión de los venezolanos y las venezolanas a través del voto", con lo cual su estrategia golpista hacia Venezuela está a punto de desmoronarse.