A finales de noviembre, miembros del Movimiento San Isidro, un grupo opositor no reconocido por las autoridades cubanas, protagonizaron una protesta en La Habana para exigir la liberación del rapero Denis Solís, sancionado a ocho meses de cárcel por un delito de desacato, después de agredir verbalmente a un oficial de policía.
Las autoridades cubanas acusan al Movimiento San Isidro de estar financiados desde Estados Unidos y responder a estrategias desestabilizadoras contra la sociedad en la isla.
"Tales injerencias son un intento de forzar una confrontación violenta en Cuba, que podría utilizarse para apoyar una intervención directa de la Administración de Trump en las últimas tentativas peligrosas de la presidencia", comentó a Sputnik Miller.
El activista mostró imágenes de un alto diplomático estadounidense en La Habana usando un vehículo de la embajada para transportar a los miembros de San Isidro por la ciudad y citó otros ejemplos de que el colectivo está vinculado con el Gobierno de EEUU.
Según Miller, se trata de una injerencia directa en los asuntos internos cubanos y sería también un mensaje de Trump al probable ganador de las presidenciales estadounidenses, Joe Biden, de que la política agresiva de EEUU respecto a Cuba debe continuar.
"El Gobierno de EEUU no oculta su implicación en la entrega de millones de dólares anuales a los proyectos anticubanos de 'cambio de régimen' en y fuera de la isla", afirmó.
El jefe de la organización que protesta contra el bloqueo económico, financiero y comercial de Cuba llamó a todos los movimientos de solidaridad con la isla a unir sus esfuerzos y exigir que se levanten las sanciones unilaterales estadounidenses que impiden el desarrollo del país.