En la nota, el ayuntamiento de Sao Paulo informó que en las dos últimas semanas [que incluyen los días festivos de Navidad y Año Nuevo] "11 establecimientos fueron precintados y aproximadamente 6.700 personas fueron dispersadas pacíficamente".
Según las autoridades municipales, no hubo incidentes de gravedad al dispersar a todos los que incumplían las medidas de aislamiento.
Ahora, los propietarios de esos locales se enfrentarán a multas de un mínimo de 9.231 reales (más de 1.700 dólares) y también podrán ser acusados por la vía penal.
Sao Paulo se encuentra estos días en la "fase roja" del plan anti COVID-19, que sólo permite la apertura de servicios de primera necesidad, como supermercados o farmacias.
La ciudad, la más poblada de Brasil, acumula ya más de 15.700 fallecimientos por COVID-19 y más de 400.000 contagios desde el inicio de la pandemia, según datos oficiales del gobierno del estado.