España

Universitarios en pie de guerra por la obligada presencialidad de los exámenes en plena tercera ola

Tras meses de docencia online la comunidad universitaria decide que los alumnos vuelvan a congregarse en las aulas para examinarse con los contagios en aumento. Los estudiantes rechazan la presencialidad, pero rectores y profesores exponen que es la única vía de preservar la calidad educativa y evitar fraudes y copias.
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A pesar del frío que estas semanas castiga a España, en las universidades los ánimos están que arden. La proximidad de los exámenes enfrenta a la comunidad de estudiantes con los rectores, y es que, tras unos meses de docencia marcados por la semipresencialidad, clases telemáticas y comunicación online, los exámenes en cambio serán presenciales.
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Órganos de representación estudiantil como la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (CREUP), que aúna a estudiantes de más de 30 universidades españolas, denuncian que "los posibles rebrotes durante los exámenes de enero son temas sobre los que se ha estado debatiendo desde inicio de curso. Aún así, ni universidades ni instituciones se han adaptado en tiempo y forma. Poniendo en peligro al estudiantado, descartando la vía telemática".

Máxima presencialidad

Volviendo al ejemplo de Granada, las autoridades andaluzas no obstante recalcan que esta ciudad, junto a otras como Jaén, Almería y Jerez deben mantener las clases online, al encontrarse los territorios en el 4, fase 2, de expansión de la pandemia, en función de las más recientes medidas. No obstante, la Junta da, para el resto de territorios, libertad a las universidades andaluzas para escoger la vía presencial o telemática. Pero eso sí, los exámenes deben regirse por el criterio de máxima presencialidad posible y la pregunta es obvia, ¿el COVID no se contagia en los exámenes?
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Fuentes de la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad de la Junta de Andalucía explican a Sputnik que se está elaborando un protocolo específico para los exámenes con la Consejería de Salud. Por ahora, toca mantener el pulso universitario para preservar el "funcionamiento en las mejores condiciones de calidad en la formación universitaria". Y eso, según el organismo de Dirección de Evaluación y Acreditación (DEVA), responsable de garantizar la máxima calidad de la enseñanza universitaria en esta pandemia, se consigue "fijando como objetivo el mantenimiento del mayor nivel posible de actividad presencial."
Y así, los rectores de las universidades andaluzas, por ejemplo, se amparan en este paraguas, por polémico que sea, para optar por la presencialidad como única vía para preservar la calidad educativa. "Pero esto es absurdo, la propia agencia estatal de verificación de calidad educativa, la ANECA y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades respaldan la vía telemática como válida", nos cuenta Miguel Ángel Sánchez, representante estudiante de la Universidad de Málaga (UMA).  

Indignación universitaria

El descontento estudiantil se siente en toda España, Madrid, Castilla y León, Asturias o Andalucía, donde el gobierno decretó la no presencialidad a mediados de noviembre para las enseñanzas no experimentales, las de más carga teórica. "Pero en aquel entonces, en nuestra comunidad los datos de contagio no eran malos, ahora que hemos alcanzado el peor registro de toda la pandemia, nos piden que volvamos a las aulas, no tiene sentido", denuncia Carlos Cruz, representante estudiantes de la Universidad de Sevilla (US).
​El organismo estudiantil de la US, donde estudian más de 70.000 alumnos acaba de encuestar a sus socios. La votación da prioridad a la vía online en un 75% en cuanto a las asignaturas prácticas, y con un 85% para las asignaturas teóricas. "Por eso no entendemos esta vuelta a la presencialidad. Creo que tiene mucho de marketing, de poder decir que hemos vuelto a la presencialidad y normalidad sin restricciones", denuncian desde las organizaciones  estudiantiles.

Un modelo cuestionado

La vuelta a la presencialidad para los exámenes, a pesar de los datos del COVID y a pesar de lo ilógico que pueda resultar por las medidas de apoyo a la docencia telemática impuestas hasta ahora, ponen en cuestión el modelo educativo. "Todo esto evidencia que la docencia universitaria se sigue apoyando en la memoria, en aprender y volcar los conocimientos en un folio sin más. Los exámenes, sobre todo desde Bolonia, se basan en memorizar, un copiar–pegar", lamenta Carlos Cruz, que es estudiante de Ingeniería Informática.
Estoy 100% de acuerdo; me parece un disparate sanitario tener exámenes presenciales. Esto, que se refiere a @CanalUGR, creo que vale igual para @unisevilla #SevillaFC #examenesonline pic.twitter.com/Y1gqSEaneD
​Muchas voces, en la comunidad universitaria abogan por reformular el modelo de docencia, de manera que los exámenes pierdan peso, apostando por una evaluación continua. "Me pregunto porque los profesores no avanzan más en la docencia continua. Esta coyuntura era la ocasión perfecta para asentar un sistema de trabajos y pruebas continuadas con una docencia de día a día y con más interacción", lamenta Miguel Ángel Sánchez, estudiante de la UMA. "Estamos perdiendo una oportunidad, los docentes son muy reacios a cambiar en ese sentido".

No es el modelo, es el fraude

Pero a pesar de este debate que expone parte de la docencia y organismos estudiantiles, la realidad es menos prosaica para profesores como José Manuel García Fernández, de la Universidad de Córdoba y con más de 30 años de docencia a sus espaldas. "Mi experiencia y la de muchos compañeros por las pruebas realizadas hasta ahora es que, con la vía online, aumenta enormemente el nivel de fraude. Los profesores no tenemos herramientas para asegurar que estamos recompensando el esfuerzo de un alumno determinado".
​Para muchos docentes, la cuestión no es tanto el modelo educativo, sino preservar las garantías y el compromiso de todo docente, de que se recompensa el esfuerzo y el proceso de conocimiento. "La visión de que los exámenes presenciales están anticuados es una simpleza", nos explica el profesor García Fernández; en los exámenes online, "hay infinidad de maneras de copiar, no se trata de criminalizar a los alumnos, los que copian son una minoría, pero hay que ser justos".
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Respecto al cambio de modelo, el profesor evidencia la realidad, "soy partícipe de esa educación y evaluación continua, a mi no me valen que los alumnos repitan como loros; pero siendo realistas, no podemos hacerla con clases de hasta 150 alumnos, es muy difícil y más en un contexto de semipresencialidad".
Los alumnos lamentan que la duda de las trampas y de la copia criminalice al conjunto. "Quien quiera copiar siempre podrá hacerlo, da igual si es online o presencialmente, pero no tiene sentido aumentar el riesgo sanitario por estas razones. Ha habido tiempo para buscar soluciones", argumenta Carlos Cruz.
Finalmente, en este eje de COVID y docencia universitaria emerge de nuevo la cuestión del compromiso ético: el fraude de unos pocos castiga a muchos.
Con toda probabilidad, ya sin tiempo de adaptación, los alumnos se aglutinarán en plena tercera ola en sus universidades para examinarse tras meses de docencia online. Una docencia que, eso sí, al menos ha provocado un consenso entre profesores y estudiantes. La enseñanza telemática es solo un apaño de esta pandemia, pero no una vía futura para asegurar una educación de calidad. Por ahora, nada sustituye a la interacción profesor–alumnado en el aula.
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