Keystone es un sistema de oleoductos que mueve crudo desde la provincia canadiense de Alberta a los estados estadounidenses de Illinois, Oklahoma y Texas.
La prohibición será la continuación de la política de Barack Obama. En 2015, estuvo de acuerdo con los argumentos de los ecologistas, pero su sucesor Donald Trump revocó la decisión en el cuarto día de su presidencia y prometió completar el tendido del oleoducto.
En 2018, el proyecto adquirió mayor relevancia debido al conflicto con Venezuela. EEUU se negó a comprar petróleo de este país latinoamericano, lo que provocó problemas en las refinerías norteamericanas que redujeron la producción.
La decisión de Biden sería un regalo para Rusia, opina Andréi Kornéyev, jefe del Centro de problemas de seguridad energética del Instituto de EEUU y Canadá de la Academia Rusa de Ciencias en una entrevista para el periódico ruso Vedomosti.
Los próximos años EEUU se enfrentará a una escasez de petróleo y gas, explicó el experto. Según Kornéyev, los planes de energía libre de carbono no se llevarán a cabo rápidamente, lo que significa que EEUU necesitará volúmenes adicionales de hidrocarburos.
Tendrá que comprarlos en algún lugar, y es probable que el país busque ayuda de uno de los mayores países proveedores de gas y petróleo, que es Rusia, precisó.
Otra opción es obtenerlos de Venezuela. En este caso las empresas rusas tienen buenas posibilidades de convertirse en intermediarios de esta operación.
"Es complicado y arriesgado, pero generalmente es posible", admitió el experto.
La medida estadounidense impulsaría la demanda de la marca rusa de crudo Urals, explica Vedomosti.
La decisión de Biden fue bien recibida por los ecologistas. Mientras tanto, EEUU ya ha comenzado a aumentar las importaciones de petróleo pesado, incluso de Rusia que ocupa el segundo lugar, después de Canadá, en la lista de suministradores estadounidenses.