"La presión interna es de unos 750 milímetros de mercurio. Debido a una supuesta despresurización perdemos entre 0,3 y 0,4 milímetros de mercurio al día", dijo al canal Rossiya 24 Vladímir Soloviov, jefe de operaciones del segmento ruso.
Como avería, explicó el experto, suele catalogarse "una bajada de 0,5 a 0,8 o 1,0 milímetros al minuto como mínimo".
El problema de la fuga de aire fue detectado en la EEI en septiembre de 2019. Un año después, la velocidad de la fuga se quintuplicó de 270 a 1.400 gramos de aire al día.
A finales de septiembre pasado, se descubrió que la pérdida de presión se debía a una grieta de 5,5 centímetros de largo en el módulo Zvezda. A la espera de una solución final, los tripulantes la sellaron en octubre con una cinta Kapton, resistente a temperaturas muy elevadas, y más tarde con un parche de caucho y papel aluminio.
Roscosmos aseveró que la fuga de aire no supone amenaza para la vida de los tripulantes de la EEI ni para el vuelo de la plataforma orbital.
En la nave de carga Progress MS-16, que viajará a la EEI en febrero próximo, según las previsiones, se enviará entre otras cosas un kit de reparación para presurizar la cámara intermedia del módulo Zvezda de forma definitiva.
A bordo de la EEI trabajan actualmente los rusos Serguiéi Rízhikov y Serguéi Kud-Sverchkov (Roscosmos), los estadounidenses Kathleen Rubins, Shannon Walker, Michael Hopkins y Victor Glover (NASA) y el japonés Soichi Noguchi (JAXA).