A un hombre se le diagnosticó un linfoma de Hodgkin clásico en estadio III que afecta a las zonas ganglionares situadas a ambos lados o por encima del diafragma y en el bazo.
Estaba recibiendo hemodiálisis por una insuficiencia renal terminal y llevaba tres años sin tratamiento inmunosupresor tras un trasplante renal fallido. La biopsia con aguja de un ganglio supraclavicular demostró un linfoma de Hodgkin positivo para el virus de Epstein-Barr.
Poco después de este diagnóstico, se le detectó también una neumonía causada por el SARS-CoV-2. Tras once días de terapia paliativa fue dado de alta para convalecer en casa. No se le administraron corticoides ni inmunoterapia.
Cuatro meses más tarde, la inflamación de los ganglios se había reducido y un examen reveló una remisión generalizada del linfoma.
Según la hipótesis de los autores del estudio publicado en la revista British Journal of Haematology, Sarah Challenor y David Tucker, la infección por SARS-CoV-2 podría haber desencadenado una respuesta inmunitaria antitumoral gracias a las citocinas que se producen por el organismo para lidiar con el coronavirus.