Los empleados de la Inspección Estatal de Automóviles, Rustam Alíev y Alexandr Belov, notaron un automóvil que representaba una amenaza para la seguridad vial. El hombre no respondió a la petición de la Policía para que se detuviera.
El inspector se agarró a la puerta abierta del vehículo en marcha, saltó dentro, obligó al delincuente a parar el coche y lo arrestó. El joven, que se negó a someterse a un examen médico, explicó que había pedido prestado el coche a un conocido para ir a una tienda.
El conductor se enfrenta a una pena administrativa por infringir la ley.