Las partículas de barro han llegado a la región junto a un frente de nubes procedente del norte de África. El polvo del Sáhara suspendido en el aire e impulsado por los vientos del sur terminó en el suelo, en los coches estacionados, en las ventanas y en los balcones.
Cabe señalar que las partículas de polvo suspendidas pueden ser perjudiciales para la salud, pues degradan la calidad del aire. También afectan a la generación de energía solar y a la aviación. Sin embargo, los meteorólogos coinciden en que el fenómeno no durará mucho e irá desapareciendo poco a poco.