El volcán tiene alrededor de 3.300 metros de altura y es el más activo del continente.
El 16 de febrero una lluvia de piedras se precipitó sobre varias localidades cerca del volcán —Nicolosi, Pedara, Mascalucia y Trecastagni—, y causó algunos daños materiales, pero sin dejar víctimas.
La erupción se registró en la ladera sureste del volcán, donde las corrientes de lava descendieron hasta unos 2.000 metros sobre el nivel del mar.
Las cenizas volcánicas cubrieron varias regiones de Catania, capital administrativa de la región de Sicilia.
Por razones de seguridad, el aeropuerto internacional de Catania suspendió su actividad.
Las autoridades de las ciudades cercanas al Etna se dedican ahora a limpiar las calles y plazas y a calcular las pérdidas por la lluvia de piedras.
El volcán arrojó una enorme columna de humo y cenizas de más de un kilómetro de altura.
El Etna entra en erupción varias veces al año, pero su actividad no representa ningún peligro para la zona.