Austin ya había asegurado que Estados Unidos atacó Siria, basándose en una información brindada por los servicios secretos del lado iraquí, que supuestamente Washington "permitió desarrollar".
"El Ministerio de Defensa de Irak expresa su sorpresa ante las declaraciones del secretario de Defensa de EEUU sobre el recibimiento de datos de la inteligencia de Irak antes de atacar instalaciones en territorio sirio. Negamos eso", dijo la entidad en un comunicado.
El organismo castrense iraquí destacó que la cooperación de Bagdad con la coalición internacional se limita a "la lucha contra el terrorismo que amenaza a Irak de una manera que permita conservar la soberanía y la seguridad del país".
Horas antes el Ministerio de Exteriores de Siria condenó en una nota el bombardeo estadounidense en el sudeste del país árabe, que calificó de "cobarde".
El Pentágono reveló el 25 de febrero que, por orden del presidente Joe Biden, las fuerzas de EEUU llevaron a cabo ataques aéreos contra la infraestructura utilizada por las milicias proiraníes en el este de Siria, en respuesta a los recientes ataques contra militares estadounidenses y aliados en Irak, y a las continuas amenazas a ese personal.
Según el Departamento de Defensa, se destruyeron múltiples instalaciones ubicadas en un punto de control fronterizo utilizado por varios grupos militantes respaldados por Irán, incluidos Kait'ib Hezbollah (KH) y Kait'ib Sayyid al-Shuhada (KSS).
El 15 de febrero, una docena de cohetes alcanzaron la base aérea de Erbil en el Kurdistán iraquí, matando a un contratista civil e hiriendo a otras nueve personas; según los informes, un grupo militante chií se atribuyó la responsabilidad del ataque.