Hacer compras en esta tienda requiere menos tiempo que en una tradicional, ya que los consumidores no se verán obligados a pasar mucho tiempo para pagar en las cajas registradoras.
Al entrar en este local, los clientes de Amazon solo deben escanear su código QR y las cámaras con sensores empiezan a seguir cada uno de sus movimientos. Registran todo lo que toman y devuelven en las estanterías y después de salir les envían sus facturas.
"Lo único es que te sientes un poco ladrón cuando sales, así que buscas la cámara", compartió su experiencia Benjamin, uno de los primeros clientes.