"Nada durante o después del final de la principal operación de seguridad en Tigray puede identificarse o definirse por ningún estándar como una limpieza étnica dirigida e intencional contra alguien en la región", asegura el Ministerio de Exteriores del país africano en un comunicado.
Las acusaciones de limpieza étnica equivalen a "un veredicto completamente infundado y falso contra el Gobierno etíope'', añade el ministerio, e insiste en que Washington "exagera".
El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, afirmó el 10 de marzo que en la región oriental de Tigray se produjo una limpieza étnica. Fue la primera vez que un funcionario de la comunidad internacional se refería en estos términos y abiertamente a las atrocidades en la región.
Los líderes del partido gobernante en Tigray, el Frente de Liberación Popular de Tigray, permanecen huidos mientras las fuerzas federales y sus aliados —entre los que se cuentan militares de Eritrea— buscan a combatientes leales al ejecutivo local.
El conflicto comenzó en noviembre del 2020 cuando el primer ministro, Abiy Ahmed, envió tropas gubernamentales a la región después de que varias instalaciones militares federales fuesen atacadas. Nadie sabe cuántos miles de civiles han muerto por las hostilidades.
Aunque el Gobierno etíope afirma que se está realizando una investigación federal abierta para esclarecer los crímenes, los críticos señalan que las autoridades no pueden investigarse a sí mismas de manera imparcial y reclaman que sea la comunidad internacional quien lo investigue y, de ser posible, Naciones Unidas.