"Lo siento. Mi tos está empeorando. Tal vez sea cáncer", reaccionó el presidente de Filipinas tras las risas del público.
Rodrigo Duterte, de 75 años, fue diagnosticado con esófago de Barrett. La enfermedad transforma el revestimiento del tubo que lleva los alimentos de la boca al estómago en tejidos similares al revestimiento del intestino, lo que implica un mayor riesgo de cáncer, y tuvo que someterse a una endoscopia superior después de que los médicos detectaran un agrandamiento en su tracto digestivo. Así que durante bastante tiempo han tenido lugar algunas especulaciones sobre su estado de salud.
En el 2020, los especialistas le aconsejaron a Duterte que dejara de beber alcohol y controlara su dieta, ya que la enfermedad podría degenerar en una primera etapa de cáncer.
En el 2018, el mandatario filipino prometió que renunciaría a su cargo de padecer alguna enfermedad grave. "No sé dónde estoy ahora físicamente, tengo que esperar… Pero si es cáncer, se lo voy a decir. Y si es la tercera fase, no habrá más tratamiento. No prolongaré mi agonía en esta oficina ni en ningún otro lugar", subrayó Duterte.
El presidente de Filipinas está obligado a informar al público sobre cualquier enfermedad grave en virtud de la Constitución del país. En este caso debe ser reemplazado por el vicepresidente.