La respuesta a esa pregunta la dio el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, durante una entrevista con el canal Rossiya 1. Según el vocero, el presidente realmente ama esta región.
"[Putin] le tiene un apego espiritual a Siberia", aclaró Peskov.
El representante de la Presidencia agregó, sin embargo, que al mandatario le gustan muchos otros rincones de su inmenso país.
"Por otro lado, [Putin] también visita el Lejano Oriente, le gusta Sochi, le gusta Krasnaya Poliana. Crimea le encanta. Por lo tanto, en este sentido, tiene predilección por una geografía amplia, pero, de hecho, si se trata de unos días, prefiere retirarse a Siberia", sostuvo el vocero del Kremlin.
Peskov reveló, además, que cuando se trata de expediciones posiblemente peligrosas siempre intentan disuadir al presidente, como fue el caso del paseo en bote junto a las ballenas en Kamchatka o su vuelo con grullas siberianas. En ambos casos, sin embargo, Putin llevó a cabo los viajes.
A finales de marzo, el mandatario ruso se tomó un fin de semana de descanso en los bosques siberianos. Lejos de la civilización, sin comunicación celular, Putin puede desconectarse —aunque parcialmente— de sus deberes y descansar en medio de la naturaleza.