La escalada palestino-israelí se agravó después de que expirase el 10 de mayo el ultimátum con el que el movimiento Hamás exigía a Israel retirar a sus militares y policías de la Explanada de las Mezquitas y del barrio de Sheij Jarraj. También se produjeron protestas violentas por la celebración del Día de Jerusalén —la fiesta que conmemora la reunificación de la ciudad bajo control israelí durante la guerra de 1967— y por los planes de desalojar forzosamente a varias familias palestinas que residían en los territorios reclamados por los judíos.
El intercambio de ataques con cohetes ha provocado decenas de muertos y heridos, en su mayoría palestinos.