"Debemos permitir la ayuda humanitaria básica (…) El resto de ayuda debemos condicionarla al avance y a la solución del problema de los cautivos y las personas desaparecidas", declaró el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, refiriéndose a la liberación de los cautivos israelíes y los cuerpos de los soldados retenidos por Hamás en la franja desde 2014.
La ayuda médica de la ONU pasará por Kerem Shalom, y los trabajadores humanitarios y los periodistas extranjeros entrarán por Erez.
Gantz reconoció que "es muy complicado" que el dinero y equipo para reconstruir el enclave no caiga en manos de Hamás. "Al final, se necesita cemento para construir, y entendemos que parte del cemento va a los túneles", agregó, refiriéndose al sistema subterráneo que el movimiento islamista, considerado organización terrorista por Israel, EEUU, y la Unión Europea, entre otros, usa para mover sus fuerzas.
"No me engaño a mi mismo, algunos de los materiales caerán en manos de Hamás", señaló.
Hamás estima que los daños materiales sufridos en Gaza durante los 11 días de lucha con Israel ascienden a alrededor de 250 millones de dólares. De esta cifra, proporcionada por el jefe de la oficina de información de Hamás, Salameh Maaruf, más de 92 millones de dólares corresponden a las viviendas residenciales y oficinas de diversas organizaciones no gubernamentales en toda la franja.
Israel cerró el cruce de Kerem Shalom al principio de la operación militar, pero lo reabrió para transferir ayuda a Gaza desde Jordania el 18 de mayo. Mientras los soldados israelíes estaban transfiriendo los suministros, los militantes en Gaza dispararon tres granadas de mortero a través de la frontera, hiriendo a un soldado israelí y el cruce se cerró una vez más.