En un acto celebrado en la sede del Gobierno catalán en Barcelona, el presidente electo asumió su cargo prometiendo cumplir sus funciones "con fidelidad" y "de acuerdo con la voluntad popular de la ciudadanía de Cataluña".
Aragonès evitó hacer referencia al Rey y la Constitución española, tal como hizo en 2018 su antecesor, Quim Torra, que fue el encargado de poner al nuevo presidente la medalla distintiva del cargo.
El hasta ahora vicepresidente catalán obtuvo la confianza del Parlamento el pasado 21 de mayo por mayoría absoluta, gracias al voto afirmativo de los 74 diputados independentistas de la Cámara.
En un breve discurso tras tomar posesión, Aragonès prometió gobernar para hacer posible "una Cataluña justa, próspera, verde, feminista y plenamente libre" con "la felicidad de toda la ciudadanía" como "prioridad ineludible".
También reafirmó su voluntad de conseguir un referéndum independentista y la amnistía de todos los encausados y encarcelados por el proceso soberanista.
Al acto, de aforo reducido por la pandemia, asistieron expresidentes, autoridades como la presidenta del Parlamento o la alcaldesa de Barcelona, y varios dirigentes políticos.
Entre ellos estuvo el exvicepresidente y encarcelado líder de ERC, Oriol Junqueras, que acudió con un permiso penitenciario.
En representación del Gobierno de España acudieron el ministro de Política Territorial y líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, y la delegada gubernamental en Cataluña, Teresa Cunillera.