"Hemos dado de baja a 71 empleados que trabajaban en la Embajada, en la Casa checa y en el Centro. Despediremos a otros ocho empleados antes de fin de mes. En total reduciremos el personal en 79 trabajadores", dijo la portavoz de la Cancillería checa, Eva Davidova, en una comparecencia ante la prensa.
En la Embajada, agregó la funcionaria, seguirán trabajando 19 empleados locales.
El Gobierno checo denunció el 17 de abril la presunta implicación de la inteligencia rusa en las explosiones que en 2014 causaron dos muertos en un almacén de municiones en Vrbetice, en la región de Zlin, y expulsó a 18 empleados de la Embajada rusa en Praga, señalados como presuntos agentes de los servicios secretos de Rusia.
Moscú, que respondió expulsando a 20 diplomáticos checos, rechaza esas acusaciones por "absurdas" y las atribuye a una política antirrusa que Praga mantiene en los últimos años y detrás de la cual se vislumbra la "mano de Estados Unidos".
Tras un intercambio de expulsiones de diplomáticos, las Embajadas de los dos países redujeron a siete el número del personal diplomático y a 19 el de los empleados locales contratados en caso de la legación checa.
El escándalo de las explosiones salpicó al empresario búlgaro Emilian Gebrev, al que el periódico estadounidense The New York Times calificó como "traficante de armas". Según ese diario, Grebev admitió que había vendido armas a Ucrania en pleno conflicto armado con las milicias de Donbás.
Desde Moscú instaron a la Unión Europea a investigar el comercio de armas de sus Estados miembros, en particular de Bulgaria.