A menudo, los defensores de esta teoría afirman que el agua diluye los jugos gástricos y, por ende, hace más difícil el proceso de digestión. Otros creen que el líquido podría incluso aumentar el tamaño del estómago.
La dietista rusa Svetlana Fus asegura que no es un problema beber agua al comer. Lo importante, según la especialista, es hacerlo con moderación.
"Beber con las comidas no es dañino, lo importante es entender cuánto beber y con cuáles alimentos", afirmó la médica en su cuenta en Instagram.
De hecho, Fus explica que ingerir líquido puede ayudar a la digestión cuando se trata de alimentos más difíciles de masticar y tragar, como un sándwich de pan integral, por ejemplo.
En el caso de alimentos que ya contienen bastante agua en sus recetas o composiciones, como una sopa o una ensalada de pepino y tomate por ejemplo, la médica recomienda no consumir tanta agua al comerlos.
Fus considera que algunos sorbos de agua, siempre que no superen el máximo de un vaso, no dificultarán en absoluto el proceso de digestión, sino que harán lo contrario: ayudarán al organismo a procesar los alimentos.